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Nosotros

En la Compañía de Jesús tenemos una misión, pero muchos ministerios. La misión se resume en una frase extensamente asociada con nuestra orden, Ad Majorem Dei Gloriam (“Para la Mayor Gloria de Dios”), frecuentemente abreviada como AMDG. Nuestros ministerios se extienden a lo largo del mundo de la necesidad humana  desde parroquias a prisiones, desde centros de retiro a nuevos asentamientos de refugiados y desde las escuelas a los hospitales.

Y cuando hablamos de “nuestros” ministerios, hablamos no sólo de aquellos con “S.J.” seguido de sus nombres, los miembros de la Compañía de Jesús que han tomado votos religiosos.

Un creciente número de gente laica está formando parte de nuestros trabajos, ayudando a dirigir a nuestras instituciones como socios en la misión. Esto no es simplemente una respuesta pragmática a la menor cantidad de vocaciones religiosas. Este hecho se basa en una visión teológica renovada, mutua y en sociedad con la Gente de Dios.

Nosotros colaboramos porque vemos a Cristo en los demás. La colaboración está en el corazón de la misión Jesuita contemporánea.

Para todos aquellos animados por la visión Jesuita, el ministerio es una aventura. Nuestro fundador, Ignacio de Loyola, capturó este espíritu cuando envió a su buen amigo Francisco Javier, a una misión en el Oriente. Ignacio le dijo: “¡Ve y “enciende” al mundo!”

Esto es lo que le comunicamos a la gente joven en nuestras escuelas secundarias, escuelas medias, colegios y universidades. También es lo que le manifestamos a la gente de negocios y otros que son parte de nuestros muchos programas, uniendo la espiritualidad a las vocaciones profesionales. Y es el espíritu detrás de todos nuestros ministerios, que se esfuerza por ser igual a la gloria de la persona humana como a la “mayor gloria de Dios.”

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